Somos mujeres de la tierra
- CIPJUS
- 1 abr 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 2 abr 2020
Los cuerpos de las mujeres rurales colombianas fueron víctimas de los efectos de la violencia dada durante la época del conflicto armado, razón por la cual varias de ellas

decidieron participar directamente en la confrontación como actoras políticas al interior de sus territorios durante más de 50 años. En este marco, las mujeres en la sociedad civil se han organizado y movilizado de manera colectiva para promover la construcción de paz, aquí encontramos varios movimientos de mujeres en el país que le han apostado a la paz.

Las luchas de las mujeres rurales se han dado a través del trabajo comunitario, productivo y de participación democrática, todas estas actividades enfocadas en incrementar el nivel de calidad de vida desde lo material y lo cultural, con ello las mujeres demuestran que su concepto de PAZ es POSITIVA pues no solo buscan el fin de la violencia armada, sino que buscan y construyen un buen vivir para sus comunidades. (Villareal, 2007).
En contextos permeados por el conflicto armado han sido las mujeres de la sociedad civil quienes han actuado como cuidadoras y protectoras de sus núcleos familiares y de sus comunidades. De esta forma, las pérdidas de la guerra las han llevado a cambiar sus roles de amas de casa a lideresas de paz, y a transformar su dolor en acciones concretas para ayudar a sobrevivir sus comunidades a las situaciones de violencia. Tales experiencias son muy valiosas para construir paz, pues las trayectorias de estas mujeres nos muestras pasos, aciertos, límites que guiaran el futuro para las mujeres mediadoras y lideresas de paz.
Por otro lado, las mujeres que decidieron tomar posición en el conflicto armado desafiaron la idea de que las mujeres son sumisas e irrumpieron en la guerra -un espacio que se ve como “exclusivo” de los hombres- con lo cual demostraron que las mujeres pueden ser sujetas políticas, es decir que las mujeres pueden pensar, construir, hacer política, defender sus ideas, y que no solo los hombres tienen este derecho y estas habilidades, además que al ingresar a estos grupos demostraron que las mujeres tienen capacidad de decidir -sin importar su motivación- y libertad de elección en medio de las circunstancias. (Ibarra, 2018). Estos aprendizajes son valiosos para construir la paz, pues el empoderamiento y reconocimiento como actoras políticas pueden impulsar a las mujeres a asumir de mejor manera la mediación de conflictos, dejando los miedos e inseguridades al tomar posiciones de liderazgo.
Durante el conflicto armado y lo que va del post acuerdo, el rol de las mujeres ha sido indispensable para reconstituir los territorios, una muestra de ello han sido las acciones concretas de las participantes del proyecto Recetario Gastronómico para la Memoria, quienes han sido incondicionales para sus familias y comunidades al interior del campo, el Resguardo Indígena y el ETCR de la FARC, siempre en pro de generar procesos de integración y cambio a través de la Empatía.
El proyecto Recetario Gastronómico de la Memoria, facilitó escenarios para que las mujeres campesinas e indígenas que actúan como lideresas comunitarias al interior de sus veredas, y las mujeres militantes de la FARC que se destacaron como sujetos políticos al interior del grupo que residen en el municipio de Planadas; departieran, colocaran en dialogo sus diferencias, compartieran sus luchas alcanzadas y mostraran sus habilidades para la construcción de nuevos territorios pacíficos.
En el caso de las mujeres campesinas, desde la primera actividad, optaron por proponer la articulación y el dialogo como vías de solución para el conflicto planteado, no obstante, no lograron incidir porque su opinión no fue escuchada por los hombres. En palabras de una campesina proveniente de la vereda Puerto Tolima “Es que, así como ellos lo dijeron, pues ninguno iba a ganar, en cambio con la estrategia que nosotras teníamos de meterlo a él dentro del círculo de nosotros para que todos quedáramos con la bandera, habríamos ganado y los metimos en el centro, pero lo que hicieron fue enfrentarse por sus intereses”.

Con el fin de aprovechar las habilidades de construcción de paz que han demostrado tener las mujeres en el marco de conflicto bélicos, la cuarta actividad se planteó como encuentro colectivo con la participación exclusiva de las mujeres pertenecientes a los cuatro grupos. Este encuentro permitió avanzar hacia la reconciliación y dar inicio a la deconstrucción de prejuicios que tenían las mujeres sobre la realidad de las otras, incluso hallaron similitudes en las luchas diarias que algunas ya emprendieron y que otras quieren emprender en contra de las opresiones del orden patriarcal establecido, que es vigente indistintamente del grupo al que pertenecen.
En el corto plazo, se vio la incidencia positiva que tuvo este encuentro en la creación de nuevos lazos de reconciliación entre los cuatro grupos, ya que, se evidenció una participación más activa por parte de las mujeres en el marco de las discusiones dadas en los encuentros colectivos, se consolidaron nuevas relaciones de confianza entre ellas, tendieron a humanizar las realidades de los miembros de los otros grupos y en los encuentros colectivos facilitó el encuentro entre las diferentes poblaciones.
コメント